Estaba realmente roja, pero en este momento sabía
que
tenía que decir que sí, miré para un lado, de reojo vi que
Ádam sonreía
pícaramente, le miré pero en seguida bajé la
vista al suelo.
-Ádam yo…-antes de poder terminar oí que gritaban mi
nombre a lo lejos, me giré a mirar.
Llegarían en unos segundos.
Quité rápidamente los brazos del cuello de Ádam y él
entendió enseguida que sería mejor no mencionar nada,
por el momento, me sonrió
con complicidad y yo me limité a
esperar a que llegaran.
-Estás empapada-me reprochó Iris.
La verdad esa chica de cabello lacio azabache y ojos
oscuros realmente inquietos no conocía la preocupación,
ella era muy inquieta y
se aburría con facilidad, a veces
me estresaba de verdad pero era de las
personas que
mejor me entendía quitando a Abigail y Odalia, Louis
era uno de
mis mejores amigos aparte de los antes ya
mencionados, estaba deseando
encontrarle y hablar con
él, que me abrazara y me animara en los malos momentos.
Gabriel me miró con preocupación, giró la vista hacía
Ádam,
no pude descifrar las miradas que cruzaron pero no me
dieron una buena
sensación.
-Vas a coger una pulmonía- dijo Gabriel secamente
mientras me cogía con fuerza de la muñeca y me
arrastraba con él.
Miré atrás, Ádam lucía realmente preocupado,
entonces
recordé “Porque Gabriel ya iba, me dijo que…”
eso es lo que llegó a contarme
Ádam
¿Qué le había hecho no venir a buscarme?
¿Qué demonios le había dicho
Gabriel?
Llegamos a la pequeña posada en la que nos
alojábamos
y entramos en la habitación donde habíamos dormido Ádam
y yo, me
senté en la amplia cama mientras Gabriel
buscaba en el armario entre multitud
de colores
y ropajes.
Al final se decantó por un vestido sencillo verde
con
algunos volantes en la falda y una chaqueta corta blanca,
cogió un bolso,
una bolsa o lo que fuera y metió un par
de mantas.
-Toma ponte esto-dijo mientras me lanzaba el
conjunto,
el bolso y salía de la habitación.
Su comportamiento era realmente frío, se suponía
que
estaba aquí para hacerme el camino más fácil, no
para enfadarse conmigo quien
sabe porque.
-Gabriel, ¿Qué te pasa?-susurré.
Luego deseé no haberlo hecho o que no me
hubiera
oído o que simplemente no hubiera girado la cabeza y me hubiera mirado de esa
forma tan realmente indescifrable,
que no se hubiera acercado, que no se
hubiera agachado
para ponerse a la altura de mi rostro y que yo no me
hubiera
perdido en sus risueños ojos aguamarina.
-Kiara-susurró-¿Por Qué no me quieres?-.
-Yo…-pero no pude terminar.
Fue solo un dulce roce, sabía a zumo de uva, miel y
amor,
sabía a mucho amor, un amor que pensaba no
corresponder, ya no sabía a quién
correspondía y a
quien no, me sentía realmente decepcionada conmigo misma.
-Gabriel-susurré mientras le acariciaba su mejilla.
Posó su cara suavemente en mi mano, se veía tan
realmente vulnerable.
-Gabriel, Ádam…-dije lo más tierno que pude para que
me escuchara hasta el final, pero no, se levantó bruscamente.
-Vamos-dijo- nos están esperando-.
-Gabriel-dije cogiéndole de la muñeca-escucha-.
-Le quieres a él, lo sé, estabais tan juntos… Kiara,
vamos, ¿Acaso te crees que no me doy cuenta de cómo le miras?-.
-¿Y acaso no te dabas cuenta de cómo te miraba
cuando te conocí?- le reproché.
-Fueron dos días de protagonismo en tu corazón
Kiara,
en parte ni siquiera un día porque ya te habías
encontrado con Ádam, tú
fuiste la protagonista desde
que te vi en el colegio-.
- y tu desde que te conocí… ¿Acaso no te acuerdas?
Verano del 2004, tú tenías 6 años, yo tenía 4,
tengo una buena memoria-dije
sonriendo con un nudo en
la garganta, cogí una almohada y la abracé- en
realidad
yo no solía salir mucho de casa, el día que te conocí era
realmente
caluroso, eras un chico realmente alegre y
entusiasta, por casualidad vivíamos
cerca, en aquel
entonces mis padres se acababan de separar y era una
niña muy
distraída siempre inmersa en mi mundo mirando
al cielo o por la ventana-tragué
saliva-nos encontramos
mientras jugaba en los juegos estos del corte inglés,
realmente era una llorona, mi madre me había dejado
sola mientras iba a
comprar, ella nuca fue la típica madre sobreprotectora, más bien al contrario-.
Me senté en una parte de la cama que estaba pegada a
la pared, me abracé más fuertemente a la almohada y me crucé de piernas,
Gabriel se sentó de rodillas en frente mío.
-Sigue-se limitó a decir.
-Me había caído y estaba llorando a moco tendido
cuando te acercaste y me miraste con tus ojos aguamarina,
¿Qué te pasa? Me
preguntaste, yo seguía llorando y
llorando y no te hice el menor caso, me
cogiste de la mano
y subimos trepando por esos tablones de colores hasta
un
rincón apartado, en principio solo te conté que me
había caído y me dolía
mucho, que mi madre se había ido
y que tenía miedo, tú te limitaste a sonreír,
esa manía tuya
de sonreír tan dulcemente por todo- dije mientras me
sonrojaba y
apretaba más la almohada- Pensé que había
encontrado un buen amigo, aunque por
aquel entonces
era muy egoísta y me negaba a compartir contigo la
mayoría de
las cosas mientras que tú me dejabas y
regalabas de todo, el verano se me hizo
verdaderamente
corto y ese año escolar mis notas subieron como la
espuma,
aunque me seguía distrayendo y soñado
despierta, cuando salía del colegio me
solías venir a
acompañar mi casa no estaba muy lejos del colegio y tú
eras un
niño muy independiente-sonreí.
Me subí un poco la manga de la chaqueta dejando
ver
un fino, viejo y desgastado hilo azul con un
pequeño abalorio púrpura de
plástico.
-Siempre juntos-dijimos al unísono.
-Lo pasé realmente mal cuando me dijeron que habías
desaparecido, tu madre se pasaba las noches llorando y
tu padre ya no salía de
casa-.
-Kiara, te conocía desde hace 7 años, ¿Cuándo te has
dado cuenta?-preguntó sorprendido.
-Bueno, es un secreto-dije poniéndome un dedo en la
boca.
Mientras me levantaba de la cama dije.
-En cuanto a lo otro, es verdad que quiero a Ádam-.
O al menos eso creía, en vedad estaba muy confusa
pero prefería apostar por lo más seguro.
Le hice un gesto a Gabriel
para que saliera de la habitación y me empecé a vestir, cuando estuve lista salí de la habitación no sin antes coger el bolso y todo paso en
una milésima de segundo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario