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domingo, 10 de marzo de 2013

Capitulo 11:Recuerdos y mas recuerdos



Estaba realmente roja, pero en este momento sabía que 
tenía que decir que sí, miré para un lado, de reojo vi que 
Ádam sonreía pícaramente, le miré pero en seguida bajé la 
vista al suelo.
-Ádam yo…-antes de poder terminar oí que gritaban mi 
nombre a lo lejos, me giré a mirar.
Llegarían en unos segundos.
Quité rápidamente los brazos del cuello de Ádam y él 
entendió enseguida que sería mejor no mencionar nada, 
por el momento, me sonrió con complicidad y yo me limité a
 esperar a que llegaran.
-Estás empapada-me reprochó Iris.
La verdad esa chica de cabello lacio azabache y ojos 
oscuros realmente inquietos no conocía la preocupación, 
ella era muy inquieta y se aburría con facilidad, a veces 
me estresaba de verdad pero era de las personas que 
mejor me entendía quitando a Abigail y Odalia, Louis 
era uno de mis mejores amigos aparte de los antes ya 
mencionados, estaba deseando encontrarle y hablar con 
él, que me abrazara y me animara en los malos momentos.
Gabriel me miró con preocupación, giró la vista hacía Ádam, 
no pude descifrar las miradas que cruzaron pero no me
 dieron una buena sensación.
-Vas a coger una pulmonía- dijo Gabriel secamente 
mientras me cogía con fuerza de la muñeca y me 
arrastraba con él.
Miré atrás, Ádam lucía realmente preocupado, 
entonces recordé “Porque Gabriel ya iba, me dijo que…”
 eso es lo que llegó a contarme Ádam 
¿Qué le había hecho no venir a buscarme? 
¿Qué demonios le había dicho Gabriel?
Llegamos a la pequeña posada en la que nos alojábamos
 y entramos en la habitación donde habíamos dormido Ádam
 y yo, me senté en la amplia cama mientras Gabriel 
buscaba en el armario entre multitud de colores
 y ropajes.
Al final se decantó por un vestido sencillo verde con 
algunos volantes en la falda y una chaqueta corta blanca,
 cogió un bolso, una bolsa o lo que fuera y metió un par
 de mantas.
-Toma ponte esto-dijo mientras me lanzaba el conjunto, 
el bolso y salía de la habitación.
Su comportamiento era realmente frío, se suponía 
que estaba aquí para hacerme el camino más fácil, no 
para enfadarse conmigo quien sabe porque.
-Gabriel, ¿Qué te pasa?-susurré.
Luego deseé no haberlo hecho o que no me 
hubiera oído o que simplemente no hubiera girado la cabeza y me hubiera mirado de esa forma tan realmente indescifrable, 
que no se hubiera acercado, que no se hubiera agachado 
para ponerse a la altura de mi rostro y que yo no me 
hubiera perdido en sus risueños ojos aguamarina.
-Kiara-susurró-¿Por Qué no me quieres?-.
-Yo…-pero no pude terminar.
Fue solo un dulce roce, sabía a zumo de uva, miel y 
amor, sabía a mucho amor, un amor que pensaba no 
corresponder, ya no sabía a quién correspondía y a 
quien no, me sentía realmente decepcionada conmigo misma.
-Gabriel-susurré mientras le acariciaba su mejilla.
Posó su cara suavemente en mi mano, se veía tan realmente vulnerable.
-Gabriel, Ádam…-dije lo más tierno que pude para que me escuchara hasta el final, pero no, se levantó bruscamente.
-Vamos-dijo- nos están esperando-.
-Gabriel-dije cogiéndole de la muñeca-escucha-.
-Le quieres a él, lo sé, estabais tan juntos… Kiara, vamos, ¿Acaso te crees que no me doy cuenta de cómo le miras?-.
-¿Y acaso no te dabas cuenta de cómo te miraba cuando te conocí?- le reproché.
-Fueron dos días de protagonismo en tu corazón Kiara, 
en parte ni siquiera un día porque ya te habías
 encontrado con Ádam, tú fuiste la protagonista desde 
que te vi en el colegio-.
- y tu desde que te conocí… ¿Acaso no te acuerdas? 
Verano del 2004, tú tenías 6 años, yo tenía 4, 
tengo una buena memoria-dije sonriendo con un nudo en
 la garganta, cogí una almohada y la abracé- en realidad 
yo no solía salir mucho de casa, el día que te conocí era 
realmente caluroso, eras un chico realmente alegre y 
entusiasta, por casualidad vivíamos cerca, en aquel 
entonces mis padres se acababan de separar y era una 
niña muy distraída siempre inmersa en mi mundo mirando
 al cielo o por la ventana-tragué saliva-nos encontramos 
mientras jugaba en los juegos estos del corte inglés, 
realmente era una llorona, mi madre me había dejado
 sola mientras iba a comprar, ella nuca fue la típica madre sobreprotectora, más bien al contrario-.
Me senté en una parte de la cama que estaba pegada a la pared, me abracé más fuertemente a la almohada y me crucé de piernas, Gabriel se sentó de rodillas en frente mío.
-Sigue-se limitó a decir.
-Me había caído y estaba llorando a moco tendido cuando te acercaste y me miraste con tus ojos aguamarina, 
¿Qué te pasa? Me preguntaste, yo seguía llorando y 
llorando y no te hice el menor caso, me cogiste de la mano
y subimos trepando por esos tablones de colores hasta
 un rincón apartado, en principio solo te conté que me 
había caído y me dolía mucho, que mi madre se había ido 
y que tenía miedo, tú te limitaste a sonreír, esa manía tuya
 de sonreír tan dulcemente por todo- dije mientras me 
sonrojaba y apretaba más la almohada- Pensé que había 
encontrado un buen amigo, aunque por aquel entonces
 era muy egoísta y me negaba a compartir contigo la 
mayoría de las cosas mientras que tú me dejabas y
 regalabas de todo, el verano se me hizo verdaderamente 
corto y ese año escolar mis notas subieron como la 
espuma, aunque me seguía distrayendo y soñado 
despierta, cuando salía del colegio me solías venir a 
acompañar mi casa no estaba muy lejos del colegio y tú
 eras un niño muy independiente-sonreí.
Me subí un poco la manga de la chaqueta dejando 
ver un fino, viejo y desgastado hilo azul con un 
pequeño abalorio púrpura de plástico.
-Siempre juntos-dijimos al unísono.
-Lo pasé realmente mal cuando me dijeron que habías
 desaparecido, tu madre se pasaba las noches llorando y
 tu padre ya no salía de casa-.
-Kiara, te conocía desde hace 7 años, ¿Cuándo te has dado cuenta?-preguntó sorprendido.
-Bueno, es un secreto-dije poniéndome un dedo en la boca.
Mientras me levantaba de la cama dije.
-En cuanto a lo otro, es verdad que quiero a Ádam-.
O al menos eso creía, en vedad estaba muy confusa pero prefería apostar por lo más seguro.
                 Le hice un gesto a Gabriel para que saliera de la 
     habitación y me empecé a vestir, cuando estuve lista salí de       la habitación no sin antes coger el bolso y todo paso en 
                   una milésima de segundo.

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